Compost con sorpresa

 Desde hace un tiempo, mi contribución a la sostenibilidad del planeta no se reduce sólo a un consumo responsable y al reciclaje de envases. Los productos biodegradables de deshecho, como las mondas de las frutas, las peladuras de las hortalizas y verduras y otros residuos orgánicos, los depósito en contenedores en mi terraza, a la intemperie, con la esperanza de que acaben transformándose en un compost apetecible para las plantas de los tiestos. Es un proceso lento pero contribuye a hacerme sentir bien conmigo mismo al estar tratando de hacer algo por este cada vez más ruinoso planeta.

Como consecuencia del deterioro de uno de los contenedores por su reiterada exposición solar, hubo que proceder al traslado de los residuos orgánicos a otro. En el proceso, me encontré con dos bolondrios terrosos perfectamente compactos. Al tratar de desmenuzarlo, aparecieron unos visitantes inesperados.

Pese al aspecto aparentemente cadavérico, este escarabajo estaba vivo y bien vivo. No resultó complicado identificarlo como Cetonia aurata. En múltiples referencias he podido encontrar que en la fase larval suelen ser asiduos inquilinos del compostaje, ya que se alimentan de vegetales y madera en descomposición.

Lo que no pudimos llegar a saber es si se trataba de un imago, un ejemplar adulto recién eclosionado de su fase de pupa, o que hubiera acudido a depositar sus huevos. Mientras procedíamos a una inicial sesión fotográfica de cara a poder ser identificados, ambos ejemplares salieron volando con enorme habilidad pese al aspecto tocho que presentan. Eso sí, nos dió tiempo a voltear uno para hacerle una foto de la zona ventral y poder afirmar que se trata de Cetonia aurata y no Protaetia cuprea, antes Cetonia cuprea.