08 abril 2016

En procesión

Las recientes procesiones de semana santa por toda la geografía española han sido el preludio de otro tipo de procesiones en general menos atractivas para la mayoría de la gente: la de las procesionarias del pino (Thaumetopoea pityocampa). Perteneciente al orden Lepidoptera, la fase larval de oruga representa una auténtica plaga para pinos y, con menor frecuencia, cedros y abetos.


Las orugas están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y pueden provocar irritación en seres humanos y mascotas, así como reacciones alérgicas. La sustancia urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina.
De hábitos nocturnos, los adultos se aparean en verano durante su breve tiempo de vida en esta fase y las hembras ponen los huevos en las acículas de los pinos de las que se alimentarán durante la fase larvaria. De comportamiento gregario, forman nidos fácilmente reconocibles en las copas de los árboles.


En esos nidos pasan el invierno


Todo la fase larval se desarrolla generalmente en el mismo árbol a no ser que tengan que abandonarlo por agotamiento del recurso alimenticio por el pequeño porte de este o el exceso de puestas en un mismo árbol. O bien, para su abandono para desarrollar la fase de pupa que tiene lugar en el suelo donde se entierran. Esas características procesiones están encabezadas siempre por una hembra.


Ha llegado el momento de pasar a la siguiente fase del ciclo y empupar en el suelo hasta la llegada del verano en que surgirán los imagos para continuarlo.

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