16 octubre 2010

Identificando avispas

Aparentemente, todas las avispas son iguales. El pánico que suelen provocar estos himenópteros en las personas hace que no solamos detenernos unos instantes a mirarlas fijamente para intentar identificarlas. En mi experiencia, no he tenido nunca percance alguno con avispas excepto cuando me he topado por casualidad con un avispero. Las avispas son extremadamente agresivas cuando sienten su nido amenazado. Pero no es recomendable provocarlas.
Nuestras habituales dudas taxonómicas (no somos entomólogos) se han trasladado a la familia Vespidae, que incluye la subfamilia Eumeninae o avispas alfareras que no deben confundirse con las de la familia Sphecidae de las que nos hemos ocupado hace poco. De las que vamos a ocuparnos aquí es de las subfamilias Vespinae y Polistinae, avispas denominadas eusociales aunque incluyen géneros de avispas parásitas que ponen sus huevos en los nidos de otras especies.
Aunque las claves de identificación de los géneros y especies de avispas incluyen muchos detalles anatómicos, unos de los más interesantes son los que hacen referencia a la cabeza.



El clípeo, denominación que recibe la región de la cabeza que se encuentra entre la frente y el labro, esclerito que recubre la mandíbula, y la coloración de las antenas nos dan buena información en el caso de las avispas.



Vespula vulgaris (avispa común) necesita de otros detalles taxonómicos para distinguirse de Vespula germanica (avispa alemana), ambas con la base de las antenas negra.
Pero las más habituales por la zona donde vivo son Polistes gallicus o avispas papeleras por sus característicos nidos a modo de "sombrilla" sin envoltura protectora.





Hacen sus nidos en cualquier parte, como en la foto superior aprovechando el interior de un buzón o una viga de una casita de madera. Ahora sabemos que el ejemplar de la primera foto utilizado para ilustrar la anatomía de la cabeza de la avispa es Polistes gallicus y no Dolichovespula sylvestris como suponíamos en otra ocasión.
Los nidos de las avispas del género Dolichovespula son esféricos y colgantes, como este que descubrimos a principios de primavera en un trastero cuyas vigas están decoradas con mi antigua colección de latas de cerveza.



El nido contenía un ejemplar muerto de avispa que no procedimos a identificar en aquél momento.





Las que se identifican a simple vista por su gran tamaño son Vespa crabro o avispón, como este ejemplar rescatado de perecer ahogado en el bebedero del perro hace unos días y que anida aprovechando pequeñas cavidades en los muros o en los huecos de los árboles.



Aunque todas las avispas se parecen enormemente a simple vista, resulta interesante apreciar las diferencias no solo morfológicas de las diferentes especies.

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06 octubre 2010

Otra disección

Esta vez le ha tocado el turno a una agalla bedeguar. Javi, el dueño de Melendi, nos ha proporcionado esta agalla que ha localizado cerca de su casa.



La agalla del rosal silvestre o agalla bedeguar, es inducida por el cinípedo Diplolepis rosae. Se trata de una agalla plurilocular que alberga diferentes cámaras con sus respectivas larvas. Queríamos comprobar esta descripción tomada de la Guía de los insectos de Europa (Michael Chinery, Ediciones Omega), y para ello, bisturí en mano, procedimos a practicar un corte longitudinal de la agalla.



Bajo el aspecto confortablemente peludo del exterior, se encuentra la agalla propiamente dicha de una consistencia leñosa realmente dura. En seguida dimos con una diminuta larva blanquecina de escasamente 3 milímetros en el interior de una de las cavidades.



Hasta nueve larvas identificamos en el interior de la agalla, cuatro de ellas en oquedades muy próximas pero independientes entre sí.



Enfrascados en la disección, no nos quedó claro de donde salió el ejemplar de la foto siguiente que, indudablemente, se trata de una avispa de las agallas, un cinípedo.



¿Se trata de la especie inductora de la agalla bedeguar, Diplolepis rosae? Parece lógico pensar que si nos encontrábamos disecando este tipo de agalla, la aparición en escena de un ejemplar adulto de un cinípedo debe conducirnos a extraer esa conclusión. Pero, ¿por qué si todos los demás ejemplares se encontraban en fase de larva, aparece este imago único y ninguna pupa? Si la hembra que puso los huevos en el rosal los puso todos a la vez, ¿cómo explicar ese desfase en el ciclo de estos ejemplares? Una explicación, para mí más creíble, es que se tratase de un cinípedo buscando la oportunidad de parasitar, a su vez, a la propia agalla.

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